No entraré en detalles en cómo llegué al tercer call center -omitiendo uno que apenas conocí por una semana-, sino en que es pésimo el ambiente, malas las instalaciones, y peor aún los chingados "supervisores". En este lugar del terror -llámenle "Aterro"- de hecho, los supervisores visten chalecos de un anaranjado tipo Burger Boy -¿alguien lo recuerda?- y dicen COACH en la espalda, seguramente porque no supieron traducir dicha palabra al español, o igual y la barata de chalecos era con el nombrecillo escrito, no sé...
El caso es que en este lugar de porquería, el que nombraron mi supervisor es un chavito pendejo y reprimido, que no conoce el liderazgo -ni de nombre- que se la pasa jugando PSP y en la computadora. Y como gota que ha derramado el vaso, me ha convencido de bosquejar una novela con la odisea del anterior call center, y la mediana aventura tipo western chafa mexicano -valga la redundancia-..., en que me encuentro ahora.
Ahora sólo falta encontrar tiempo para hacerlo...
Un saludo para todas las chicas rockeras que conozco...
jueves, 22 de abril de 2010
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